Francia
pide a gritos un cambio. Eso fue lo que reflejaron los resultados de la primera
vuelta para elegir al presidente de la República. Hollande, el candidato
socialista, ganó con el 28% de los votos al actual presidente Nicolas Sarkozy,
que fue por un punto menos el segundo plato de los franceses. El próximo 6 de
mayo los dos se enfrentarán en la segunda vuelta, de la que saldrá el futuro
presidente de Francia. Pero antes de la cita con las urnas, Hollande y Sarkozy
deben salir a la caza de Marine Le Pen y sus seis millones de votantes.
Marine Le Pen del Frente Nacional
(FN) dio la sorpresa en la primera vuelta al convertirse en la tercera opción
de los franceses para ocupar la presidencia del país. La ultraderechista obtuvo
el 18% de los votos, consiguiendo así el mejor resultado del partido. Hasta
ahora, el mayor logro del Frente Nacional era un 16,7% en 2002, lo que le
sirvió al partido para pasar a la segunda vuelta. En 2007 el Frente Nacional
descendió hasta el 10% pero, sin embargo, el pasado 23 de abril Marine Le Pen volvió
a poner a la extrema derecha al frente de la política francesa.
El objetivo de Hollande y Sarkozy es
captar el mayor número de votos del Frente Nacional para la segunda vuelta. Pero
Marine Le Pen es una jugadora hábil y sagaz que todavía no se da por vencida.
La líder ultraderechista está dispuesta a hacer cualquier cosa por conseguir un
buen resultado en las legislativas de junio y estar presente, de ese modo, en
la Asamblea Nacional. Le Pen no dudó en ofrecerle a Sarkozy el voto de sus
seguidores en la segunda vuelta, siempre que el actual presidente la apoyara en
los comicios de junio. Cuando Sarkozy rechazó la alianza, la líder del Frente
Nacional les comunicó a sus incondicionales que eran libres de decidir con su
voto al futuro residente del Elíseo. La ambición y el deseo de poder de Marine
Le Pen no tienen límites.
El significado del avance de la
extrema derecha se les escapa de las manos a todos los políticos franceses.
Tras conocer los resultados, sólo François Bayrou, del partido de centro,
expresó su asombro y preocupación al ver que el Frente Nacional era la tercera
opción más votada en la primera vuelta. Por su parte, Hollande consideró el
auge de Marine Le Pen como un sobresalto, mientras que Sarkozy no dijo nada ni
sobre su derrota ni sobre la subida de los ultras.
El tono xenófobo y antieuropeo del
Frente Nacional debería hacer saltar todas las alarmas del país galo. La Unión
Europea no pasa por sus mejores momentos y Francia junto con Alemania ha
marcado las decisiones europeas en los últimos años. Resulta, por tanto,
preocupante que seis millones de franceses hayan dado su voto a un partido que
le quiere dar la espalda al continente. Además, hay otros dos factores que
evidencian que los franceses no comparten la idea actual de Europa. En primer
lugar, el socialismo de Hollande fue la opción más votada en la primera vuelta,
justo ahora que los gobiernos con más poder de Europa son conservadores, y, en
segundo lugar, Sarkozy se convirtió en
el primer presidente de la República que no gana la primera vuelta mientras continua
vigente su mandato. Francia no sólo pide un cambio a nivel nacional, sino
también a nivel europeo.
El eje Merkel-Sarkozy amenaza con deshacerse
el próximo domingo y el líder conservador quiere evitarlo sea como sea. Para
ello, Sarkozy pide a todos los franceses que aman su patria que se unan a su
causa este domingo 6, una clara alusión a los seguidores del Frente Popular.
Damien Meslot, diputado conservador, apela al discurso xenófobo de Le Pen y
clama que si los franceses no quieren que los extranjeros tengan derecho a voto
en los comicios locales, respalden a Sarkozy. A pesar de sus esfuerzos, tal y
como recogía El País el 23 de abril,
únicamente el 40% de los fieles de Le Pen afirma que va a votar a Sarkozy.
Hollande
tiene asegurados los votos del Frente de Izquierda de Mélenchon y de los verdes
de Eva Joly, ya que los líderes de estos dos partidos pidieron públicamente a
sus votantes que apoyaran al socialista para sacar del Elíseo a Sarkozy.
Asimismo, los sondeos de la edición digital de El País muestran que los centristas de Bayrou repartirán su voto
entre los dos candidatos a la presidencia.
Dentro
de este marco, la figura de Marine Le Pen es de vital importancia. El Frente
Nacional reúne al mayor grueso de votantes de cara a la segunda vuelta y Sarkozy
y Hollande son conscientes del poder que tiene en sus manos Le Pen. En el caso
de que hiciera falta una coalición para alcanzar la presidencia, la líder de la
extrema derecha sería una de las fuerzas posibles, a pesar de que Sarkozy
rechace, de momento, esta idea. Marine Le Pen tiene sin ninguna duda la llave
del Elíseo.
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