miércoles, 23 de febrero de 2011

Que le quiten lo bailao

No se puede quejar. Tras varios años dedicándose a la música, participando en concursos locales e internacionales y con cuatro discos a su espalda, la carrera musical de Lucía Pérez se verá impulsada estos meses debido a que será ella quien represente a España en el Festival de Eurovisión, que se celebra en Düsseldorf, Alemania, el próximo mes de Mayo.

Poco se podía esperar de una final con temas poco acertados y mal asignados a los tres finalistas de “Destino Eurovisión”. Finalmente, Lucía Pérez se hizo con el pasaporte a la ciudad alemana con un 68% de los votos frente a Melissa, que competía con “Eos”, tema de Pablo Pinilla, quien compuso el año pasado “Algo pequeñito”; y el grupo de adolescentes Auryn, que competía con “Volver”, el tema menos anticuado y chorra de los tres que interpretó. La victoria de la lucense se preveía, partiendo del hecho de que en las galas anteriores se había clasificado directamente gracias al voto del público sin tener que someterse así a la decisión del jurado.

Sin embargo, como viene siendo habitual cada año, la gala no se podía desarrollar sin una absurda polémica. ¿De verdad era necesario que Anne Igartiburu incitara al jurado a cambiar sus votaciones, sobre todo a Boris Izaguirre? Las reglas estaban claras y no se entendía la actitud de la presentadora proponiendo al jurado que recapacitara su decisión de otorgar a Lucía la canción “Qué me quiten lo bailao” en lugar de “Abrázame”, composición con la que la propia cantante dijo que se sentía más cómoda al tratarse de una balada.

En estos momentos, circulan por las redes sociales, foros y páginas web, comentarios de los eurofans tildando la decisión de tongo o de que la victoria de Lucía Pérez ha sido consecuencia del voto gallego. Siempre que no gana nuestro artista favorito nos enfadamos, eso es entendible, pero de ahí a calificar la decisión de la audiencia de tongo dista mil quilómetros. En lo referente al voto gallego, dudo que Lucía haya ganado sólo porque en su tierra se han dedicado a votarla masivamente y, en el caso de que así fuese, igual de justo es pues otros años ganó el voto anti-eurovisión, el voto eurofan e incluso el voto gay.

No simpatizo mucho con la canción pero explotándola con algún toque “nacional” o dándole algún aire “folk” con gaitas y versos en gallego, el tema podría ser un bombazo. Además, escuchando las canciones e intérpretes que ya han sido escogidos en otros países no nos podemos quejar: tenemos una gran cantante, todavía por descubrir, y un tema al que, si el ente público y el compositor Rafael Artesero se dejan, se le puede sacar un gran partido.

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