jueves, 11 de noviembre de 2010

Idiota

A veces hay que quitar el barro para revelar el amarillo brillante que hay debajo. A veces hay que llevar la flor a la luz del sol para apreciar el enrojecimiento de la rosa. A veces hay que quitar el envoltorio para comprobar lo mucho que te quiere una persona. A veces para ver los verdaderos colores de una mujer, sólo hay que hacerla sentir innecesaria.

No siempre es fácil ver los colores reales de alguien. A veces hay que mirar debajo del barniz masculino para encontrar un frágil ego. Debes ignorar el brillo de una joya para saber que es una copia. Debes sacar la verdad de la oscuridad para ver la belleza de su sonrisa. Sí, la gente esconde su verdadera naturaleza todos los días y, tristemente, nos damos cuenta de ella cuando ya es tarde.

Sin embargo, es más sencillo y rápido dejarse llevar por los sueños, por la imaginación; crear un mundo de fantasía donde todo es perfecto, donde se encuentra el equilibrio deseado. En ese mundo de mentiras, falacias y sofismos (J..) nos sentimos bien, felices. Una felicidad errónea basada en creencias, suposiciones e incluso delirios. Y en realidad, nada es tan fácil. Nada es fácil. En el mundo onírico te dejas llevar por los deseos. Por tus deseos. Por cómo te gustaría a ti que fuera la realidad que estás viviendo. Vives en tu mundo ansiado rodeado de las personas que te hacen sentir libre.

Pero llega el día en que entiendes que ese mundo no es permanente, es temporal y efímero. Tus deseos, sueños y fantasías terminan cuando descubres a la persona. Cuando ves sus colores reales, su verdadero ser. La perfecta y sublime apariencia creada en tu mente sólo era eso: una creación, un engaño para mantenernos felices por un breve espacio de tiempo. Es una cura transitable que no sirve de nada, únicamente para alejarte y evadirte de la realidad y no tener así que enfrentarte a ella. Es triste pensarlo y decirlo, pero más triste aún es saber que lo hemos hecho. Somos vulnerables a los deseos, a las ilusiones, a las emociones, a los impulsos, a los placeres; a la felicidad.

Algún día encontraremos el camino soñado. Dejémonos llevar, que las cosas surjan… Por ahora y mientras el tiempo pase, recordaremos lo sucedido pensando: idiota, idiota, idiota.

2 comentarios:

Altan dijo...

I menos mal que no som sempre perfectes... Luego la qüestió está en quant t'ha enganyat la persona i en si ho ha fet deliberadament o no, i en si lo que has descobert es pitjor o millor...

I lo de viure en un món inventat ho fem sempre, no soles per a les persones, donar-se conte no implica deixar de fer-ho... Vamos, jo continúe en Mariland als meus 28. Aixó sí, Mariland no está a millons d'anys llum de la terra, está aquí, al nostre alrededor, soles q es invisible x als demés ;)

Molts besets. M'ha agradat, axina q ale, a continuar, i no ho deixes!!

Pekemusa dijo...

Me ha gustado... te agrego :)

Bea.

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