sábado, 6 de agosto de 2011

Desalojo y carga policial, ¿el camino?

Los hechos ocurridos ayer por la noche difieren en gran medida de los que tuvieron lugar el jueves 4 de agosto. Hoy los informativos y las portadas de los diarios se hacían eco de que el Movimiento 15-M había reconquistado de nuevo la Puerta del Sol, plaza que ha devenido en símbolo de los indignados. De este modo y durante la noche de ayer, las calles de Madrid volvieron a llenarse de manifestantes que se dirigieron al Ministerio de Interior para protestar por la actuación policial del día anterior. Finalmente, la marcha se reanudó y se dirigió hacía Sol, consiguiendo de nuevo la plaza que vio nacer al Movimiento 15-M. Mientras se daban estos sucesos, la red echaba humo y #saleelsol y #madridsinmiedo se convertían en Trending Topic en Twitter.

Situemos los hechos: días antes se había decidió desalojar todas las plazas de Madrid. Así, los cuerpos policiales ocuparon la plaza del Sol en lo que iba a ser una operación tranquila y pacífica. La plaza del Sol se desalojó pero de pronto comenzó a llegar gente. Ante tal situación, la policía cerró los accesos y nadie podía entrar en la plaza. En consecuencia, los indignados tomaron las calles de Madrid, pasando por Gran Vía y Atocha, para acabar de nuevo en Sol. No obstante, durante la noche del jueves al viernes se convocó una nueva marcha en protesta por el desalojamiento de la plaza del Sol por el Movimiento 15-M.

Cartel que colgaron los manifestantes
en el Ministerio de Interior
Cerca de las 22:30 h, dicho Movimiento se concentraban en el Paseo de la Castellana, cerca del Ministerio del Interior, edificio en el que varios indignados pegaron un cartel que ponía “Islandia, el camino.”, país en el que las manifestaciones populares lograron la dimisión del gobierno y el no pagamiento de  la deuda que los bancos habían creado con Gran Bretaña y Holanda. Fue entonces cuando empezó una carga policial que terminó con  20 heridos leves con contusiones, 7 de ellos policías, y 5 detenidos. Por una parte, la Policía afirma que iniciaron la carga cuando los manifestantes se lanzaron contra un guardia civil que retiró el cartel. Por otra parte, el Movimiento 15-M afirma que no hubo ningún tipo de provocación y que los golpes, patadas y porrazos no encuentran justificación. Asimismo, ese  mismo jueves, momentos antes de que se produjera la famosa actuación policial, María Dolores Carrión, delegada del Gobierno en Madrid, declaró en la cadena SER que se decidió desalojar la plaza del Sol a principios de agosto “porque nos parecía que era el momento más oportuno para causar el menor perjuicio  posible al conjunto de ciudadanos”. Justificó, además, que se quería impedir que el Movimiento 15-M volviera a tomar alguna plaza de la ciudad ya que desalojar un lugar por la mañana y que por la noche volviera a ser ocupado era inadmisible.

Pero la cosa no se queda ahí. Gorka Ramos, periodista de lainformación.com fue agredido por la Policía nacional. Aunque Ramos se identificó como informador,  alegando que llevaba horas cubriendo la marcha de los indignados vía Twitter, la Policía le pidió que abandonara el lugar. Ramos se negó y empezaron a golpearlo en la cara y en la cintura para lanzarlo al suelo y propiciarle varias patadas. El periodista acabó detenido en la comisaría de Moratalaz donde pasó toda la noche incomunicado con todo el mundo: no pudo hablar con su familia ni con la redacción del tabloide. Transcurridos ya dos días, la Policía no ha dado explicaciones a la empresa del por qué de la detención de Gorka Ramos.

Imágen de una persona tras ser
agredida por la Policía
En esta línea, sorprenden las declaraciones del candidato a la presidencia del gobierno por el PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien en una rueda de prensa y, como bien informa Europa Press, dijo: “Doscientas personas no pueden poner patas arriba una ciudad. (…) Si las manifestaciones son pacíficas, la Policía es tolerante, pero cuando son violentas, la Policía tiene que actuar”. Ante estas palabras nos podemos preguntar: ¿qué es más violento: la actuación de la Policía de propinar porrazos, patadas y empujones a todos los manifestantes y a periodistas o el supuesto hecho de que varios indignados se lanzaran contra el guardia civil que retiró el cartel de la discordia, si es que es esa su prerrogativa y justificación para tal abuso de poder? Además, el número de manifestantes no queda claro. Para Rubalcaba son 200, quizás una forma de quitarle autoridad e importancia al Movimiento 15-M. Pero para lainformación.com eran entre 800 y mil los indignados que estaban circulando el jueves por las calles de la capital, y El País apunta a más de 300.

¿Era necesario llegar a la violencia más brutal y salvaje para frenar la libertad de los ciudadanos de manifestarse? ¿Es válido que el cuerpo policial agreda a un periodista que está haciendo su trabajo y a los ciudadanos que ejercen su derecho de manifestarse? ¿Hasta qué punto es correcto frenar a un movimiento que lucha por conseguir mejoras sociales y políticas? ¿Es ético que se nos venda en los medios de comunicación una situación que dista de la realidad?

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