domingo, 15 de mayo de 2011

Eurovisión corre hacia el Este

Avise que no había que subestimarla y que era una potenciable ganadora. Y lo fue. El dúo azerí formado por Eldar & Nigar, en anglosajón Ell & Nikki, vencieron la 56 edición de Eurovisión con 221 puntos. Canción pura, clara y blanca, ‘Running scared’ (‘Corriendo asustado’) eclipsó a los favoritos de eurofans y casas de pago: Francia, Estonia, Reino Unido, Suecia y Hungría. A Irlanda no la nombro ya que nunca fue favorita, salvo los tres últimos días, y ayer se comprobó que el frikismo queda ya lejano, olvidado y relegado.

Ell & Nikki interpretando 'Running scard'
 
Azerbaiyán, que actuó en la posición número 19, venció por sorpresa de casi todos - mía no - y de José María Íñigo, quien no dejaba de repetir sandeces e incoherencias a lo largo de las votaciones. Hay que apuntar que La Tierra Del Fuego, nombre etimológico, buscaba el triunfo de Eurovisión desde al año de su debut en 2008. Y a la cuarta va la vencida, que no a la tercera como muchos diarios de tirada nacional dicen en sus páginas – infórmense mejor  que para algo es su labor - . Tras una octava, tercera y quinta plaza en los certámenes anteriores, Bakú acogerá, con toda certeza, la 57ª edición del festival de Eurovisión.

Como era obvio y de esperar, titulares sensacionalistas y absurdos acaparan las portadas de varios periódicos. Sí, Azerbaiyán es del este de Europa, está en el Cáucaso y limita con el Mar Caspio. Pero no ha ganado por sus vecinos. Hasta donde yo sé, llámenme cateto si lo ven oportuno, Azerbaiyán tiene tres vecinos: Rusia, Georgia y Armenia. Sin embargo, otros países más alejados votaron al dúo azerí: Malta le dio 12 puntos, San Marino, Rumania, Moldavia, Ucrania, Croacia 10 puntos y Austria, Estonia, Islandia, Lituania, entre otros, 8 puntos. ¿Son estos a caso sus vecinos? Azerbaiyán ganó porqué sin duda lo merecía. Es una canción con mucho impacto visual, el cual se vio reforzado por una espléndida lluvia de fuegos artificiales, si bien es cierto que el directo era flojo.

Batacazo y decepción de los máximos favoritos de esta edición, como era de esperar. Hungría, que se quedó en el puesto 22 con 53 puntos, salió a escena con voz regular, aburriendo hasta la saciedad. ¿Cómo se puede presentar una canción disco-dance y pasarse los tres minutos estática y rígida en el escenario? Además, la función de los tres bailarines, sigo sin entenderla. ¿Bailaron acaso? Asimismo, también se preveía la derrota de Francia: la canción se hizo larga y la cara insegura de ‘no estoy haciéndolo del todo bien’ del despeinado Amaury Vassili era un poema. Resultado: puesto 15 con 88 puntos. Y qué decir de los Blue de Reino Unido, que se quedaron con 100 puntos en onceava posición. Acortando: el directo fue pésimo. Tantos años separados para juntarse para Eurovisión pasa factura y es que las voces no estaban del todo empastadas. El momento en el que el rubiales hacía los agudos, los oídos y el corazón se encogían de escuchar semejante chirrido y cacareo.

Caso excepcional fue Eric Saade de Suecia, que hizo una actuación francamente genial, lo que le valió de un honroso 3er puesto y Getter Jaani de Estonia con su desconcertante posición 24. Quizás el actuar rodeada de favoritos hizo sombra a su actuación de ‘Rockefeller street’, a la que yo daba por ganadora por su frescura, originalidad escénica y porqué su tema podría estar sonando perfectamente en cualquier emisora radiofónica.

Otras anotaciones que me resultan curiosas: Italia quedó en 2 ª posición por la calidad de la canción y por elogiar a la RAI, evitando así que ésta se retire de nuevo del certamen. Ucrania, con un canción sinsentido, boba, facilona y no merecedora de la cuarta plaza final, se vio favorecida por salir de las últimas en actuar y por su innovadora puesta en escena, sino no se encuentra explicación a tan alta posición. Esperpéntico el resultado de Grecia, Moldavia y Georgia, que envíen lo que envíen son TOP-10. ¿Son estas canciones mejores que las de Austria, Suiza, Eslovenia, Serbia y Estonia? Lo dudo. Como siempre y por mucho jurado profesional que se ponga por en medio, el ‘vecinismo’ ayuda a algunos países a conseguir buenas posiciones con malas canciones, aunque no fue el caso ayer de la madre patria Rusia que quedó dieciseisava.

Y sobre España decir que el resultado final era del todo predecible: 50 puntos para una irrisoria 23ª posición. La insulsa, ridícula y básica canción no favorecía  a la potente voz de Lucía Pérez, que con cualquier otra canción hubiera hecho mejor papel. A fin de cuentas, la gallega  se ha recorrido Europa, ha conseguido un contrato con Warner Music, ha ocupado páginas de revistas, diarios y webs y ha obtenido una promoción que cualquier artista desearía tener.

Nada más, corto y cambio el tema festivalero. Nos vemos en Bakú en  2012.

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